El tabú de la menstruación.
Está arraigado y ha sido parte central de la exclusión femenina. Desde tiempos inmemoriales han existido pueblos que han considerado a la mujer impura durante el período menstrual. El sangrado se asociaba a fuerzas mágicas, maldiciones y otras supersticiones.
Desgraciadamente todavía hoy sigue siendo tabú. Las mujeres conformamos casi la mitad de la población mundial y menstruamos un promedio de 40 años. Es parte del ciclo natural de nuestra vida, sin embargo, muchas veces nos sentimos incómodas o avergonzadas al hablar al respecto. Intentamos hacer de nuestra menstruación algo invisible y pretender que es algo inexistente.
Menstruación y pobreza.
El tabú se agrava mientras más pobre sea la mujer. Los artículos de higiene femenina no son baratos. Para muchas mujeres son directamente inaccesibles.
En los países en desarrollo la menstruación es la principal causa del ausentismo escolar. Muchas mujeres se ven obligadas a utilizar trapos, papel periódico o hasta barro y cortezas de árboles. Aparte de los riesgos de infección e incomodidad, la efectividad de esos métodos es cuestionable.
Necesidad básica.
Para que deje de ser un tabú es esencial que padres y madres enseñen a sus hijos que no hay nada impuro en el ciclo menstrual.
Se debería de aceptar que los artículos de higiene íntima son una necesidad básica, no un lujo.
Tabú y ecología.
El pudor hace que estos productos cada vez se empaqueten de forma más compleja, lo que se traduce en millones de residuos que cada año terminan en los vertederos (se calcula que 20.000 millones anuales).
La copa menstrual como alternativa.
Se patenta en Estados Unidos en 1932. Es una alternativa cómoda, barata, saludable y ecológica. Pero 84 años después sigue siendo relativamente desconocida.
En parte se debe a que gran parte de la sociedad no está preparada para un mayor contacto visual y táctil con la menstruación, necesario para utilizar la copa menstrual. Sus beneficios podrían hacer que rápidamente nos acostumbrásemos a utilizarla (más saludable, mayor comodidad, más durabilidad, más económica, mucho más ecológica (no genera residuos)…)
Este tabú alrededor de la menstruación oculta consecuencias negativas para las personas y para el medio ambiente.